Cuentas corrientes bancarias

Pagos, transferencias y depósitos, son solo parte de las operaciones que constituyen nuestra rutina diaria. Para ello, es de gran importancia contar con uno de los instrumentos financieros más utilizados, las cuentas corrientes bancarias. Es por eso, que consideramos relevante comentar las características más destacadas de este tradicional instrumento.

Principalmente, las cuentas corrientes son todas aquellas cuentas bancarias que permiten hacer la operativa necesaria para el día a día. Son las que tienen la mayor incidencia en el sistema de pagos, recogiendo flujos de fondos líquidos generados por cualquier transacción económica o financiera. Ofrecen total liquidez, disponiendo de efectivo de todo o parte del saldo de la cuenta, conformándose de esta manera la cualidad esencial de la cuenta corriente, la disponibilidad a la vista.

Es un contrato bancario, sin plazo especificado, donde el titular efectúa ingresos de fondos y la entidad, que lo mantendrá bajo su custodia, tiene la obligación de entregar en efectivo y al instante las cantidades de los fondos solicitados.  Se confecciona basado en la confianza, en virtud de la cual una persona elige una entidad bancaria determinada y éste la acepta como cliente.

El servicio más destacado que ofrecen las cuentas corrientes es el llamado “servicio de caja”, por la cual se asume la obligación de ejecutar las órdenes del titular referentes a pagos y cobros y transferencias de fondos a favor de terceros o procedentes de terceros. Dentro de esta operatoria se encuentran:

  • Domiciliar la nómina o pensión.
  • Domiciliar recibos de agua, luz, gas, teléfono, Internet, …
  • Realizar transferencias y traspasos.
  • Asociar tarjetas de crédito, débito, shopping, …
  • Ingresar cheques.
  • Disponer del dinero en cualquier momento desde la red de cajeros y oficinas.
  • Realizar operaciones a través de Internet.

Para poder recurrir a  los servicios de una cuenta corriente, es importante contar con medios de pago que permitan instrumentar su utilización. Por ejemplo, podemos nombrar los siguientes:

Cuando llega el momento de elegir una cuenta corriente, hay muchos aspectos por considerar. Para elegir la cuenta corriente que más nos conviene hay que tener en cuenta sobre todo tres aspectos:

  • Comisiones por transferencias y coste de mantenimiento.
  • Interés al que renta: La mayoría de las cuentas corrientes tradicionales no ofrecen prácticamente rendimientos (entre el 0,1% y el 0,5% en el mejor de los casos), a lo que debemos restarle impuestos.
  • Servicios que ofrece: Servicios de ventanilla, adelantos en la nómina y, sobre todo, tarjetas de débito y crédito. Algunas entidades regalan las tarjetas de debito, algo menos frecuentes en el caso de las tarjetas de crédito.

Por lo general, el proceso de elección de una cuenta se podría resumir en una formula donde se suma la rentabilidad y los servicios, y se le restan las comisiones. Pero hay un factor más que involucra estos factores anteriormente mencionados, la elección de la entidad financiera en donde nuestro dinero será depositado.

¿Qué factores debemos considerar al elegir un banco para abrir una cuenta?:

  • Recuerde que las entidades compiten por sus clientes.
  • Compare e infórmese sobre las distintas alternativas que ofrecen los bancos.
  • Compare e infórmese acerca de las comisiones que los bancos pueden cobrarle por el mantenimiento de la cuenta corriente y los productos y servicios asociados a ella.
  • Averigüe sobre los cargos que su banco puede hacer por gastos, comisiones y cobro de saldos adeudados o en mora. Los bancos están facultados para cobrarlos.
  • Manténgase informado sobre los cambios en las condiciones contractuales de la cuenta, que el banco está obligada a informarle.
  • Mantenga actualizada la dirección a la que quiera que se le remita información o cualquier otra comunicación que el banco deba enviarle.

Si tomamos en cuenta las cuentas corrientes tradicionales, y las comparamos con las cuentas remuneradas y las cuentas online, observaremos una clara ventaja de las dos últimas. Desde un punto de vista estrictamente financiero, las cuentas corrientes tradicionales tienen más comisiones y pagan menos intereses, aunque son mayoría en España no por una decisión financiera sino por una personal.

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